A diferencia de lo que sucede con otros productos, con el queso no existe una única forma de corte, pues su anatomía tiene una gran diversidad. Según la forma y el tamaño, hay que tener en cuenta que los comensales tengan la posibilidad de probar todas las partes del queso, desde la corteza hasta el corazón.
Quesos redondos: este tipo de quesos debe cortarse como si fuese una torta, en porciones triangulares. El corte lo iniciaremos desde el centro hacia los bordes. Si el queso es muy grande es preferible cortarlos en triángulos grandes y a su vez en dos. Respecto al cuchillo, este debe ser muy afilado. Es aconsejable utilizar un cuchillo de alambre o uno de hoja perforada.
Quesos cilíndricos: el truco para un buen corte en este tipo de quesos es cortarlos en rodajas no muy finas, de lo contrario, se romperá. Lo ideal sería un corte de un centímetro aproximadamente.
Quesos duros: independientemente de la madurez, la cual marcará si es más o menos duro, para el éxito en el corte de este tipo de quesos, lo aconsejable es hacerlo con el producto a temperatura ambiente, especialmente si es muy curado y por lo tanto más duro. Si lo tienes en la heladera sácalo unos 15 minutos antes de cortarlo. El cuchillo es preferible que sea de doble mango.
Los quesos muy secos sabrán mejor cortados directamente en virutas, y no en trozos, porque así se disolverán mejor en la lengua.
Quesos azules: la presentación de este tipo de quesos también es irregular ya que su corte perfecto es prácticamente imposible debido a las características que tiene, no obstante, puedes cortar la cuña en forma de abanico. Utiliza un cuchillo de alambre para un mejor corte.
Una regla importante a la hora de cortar un queso es que cada porción debe contener un trozo de corteza, ya que la mayoría de los quesos sobre todo en los artesanales, es allí donde concentran sus características de sabor y aroma.
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